EL FÓRUM

En el encuentro de la Diagonal con el mar encontramos el enésimo intento de Barcelona de envolver o impulsar sus transformaciones urbanas a través de un gran evento de vocación global. Esta vez, sin embargo, frente al éxito generalmente atribuido a las olimpiadas de 1992, el proceso pasó a tener más oscuros que claros. El Fórum podría ser más la historia de un fracaso que la historia de una arquitectura: dinero desviado, dominio generalizado del proceso por parte del lucro privado, fracaso en cuanto a asistencia al evento, e incluso un drama casi noir que acabó con la muerte en extrañas circunstancias de uno de los promotores originales.

El espacio dominado por el edificio triangular diseñado por el estudio de los arquitectos Herzog & De Meuron queda como hito constructivo y reflejo del resto de la operación. Unos usos que nunca quedaron definido, y mucho dinero gastado a costa de convertir toda la operación urbanística de la zona residencial de Diagonal Mar en una de las mayores operaciones especulativas de los últimos años. En todo caso, como en cualquier sitio en donde se juntó dinero antes de la crisis de 2007, también llegaron los proyectos arquitectónicos espectaculares.


 

EL FÓRUM DE LAS CULTURAS

La historia de Barcelona con los eventos culturales de gran dimensión es sin duda una historia de amor. La cuestión es que a finales de los 90 y principios de los 2000 la resaca olímpica seguía activa, pero claro, la ciudad no podía quedarse sin entrar a participar en la locura constructiva que se había generado en todo el país, inflando aún más la burbuja inmobiliaria que estaba por estallar en la crisis de 2008. Había mucho espacio por explotar gracias al abandono de las antiguas zonas industriales (que ya había comenzado a aprovechar el 22@) y, por descontado, muchos inversores privados con todos los ojos puestos en el mercado de la construcción. Todo en un momento en el que las olimpiadas habían vuelto a dejar las arcas municipales en un estado algo limitado. ¿Qué mejor pues que otra inyección de capital público-privado para mejorar la situación?

Aunque la dinámica es la mentada, el Fórum de las Culturas parte de una premisa más manejable de cara al público: ser un espacio en donde se dialogue libremente sobre las transformaciones del siglo XXI, con la sostenibilidad, la multiculturalidad y la paz como emblemas (faltaba más). La operación, sin embargo, desborda la celebración de este evento, ya que la idea pasaba (una vez más, como contamos en la Villa Olímpica y en los restos de la Fábrica de Gas) por intervenir en un espacio de costa degradado para ir transformándolo y vendiéndolo a trocitos. Eso sí, de manera exclusiva para los afortunados que pudiesen permitirse esta nueva «vuelta hacia el mar» que hacía la ciudad.

La organización del evento sirve como contrapunto al proyecto que realmente organiza la reurbanización del espacio, que tiene a su vez como emblema la construcción de un nuevo centro comercial, Diagonal Mar. Éste se suma al centro de exposiciones y auditorio de planta triangular diseñado por Herzog y De Meuron (gran contenedor cultural que toda transformación moderna requiere), a la enorme explanada construida sobre la depuradora (actualmente recinto de los grandes festivales), a las nuevas instalaciones hoteleras y demás servicios para congresos. El remate de la operación y origen de su rédito económico pasó por la construcción de 1.600 viviendas de lujo en primera línea de costa separados de la ciudad por un jardín diseñado para la zona por Enric Miralles. Todo un diseño urbano puesto al servicio del lujo pero que no fue siquiere capaz de hacer que la capa de plantas enredaderas creciesen en los maceteros diseñados para tal efecto, por lo que las sombras siguen siendo un bien escaso en esta zona.

El Fórum de las Culturas se celebró entre mayo y septiembre de 2004, con una organización estructurada a partir (lo que podría resumirse) en gastar sumas impresionantes de dinero para intentar montar exposiciones que, a ser posible, tuvieran un mínimo de sentido, aunque con las prisas del evento no siempre se conseguía. De hecho, puede que lo más característico sea la cantidad ingente de gasto que conllevó la operación, globalmente, valorada por encima de los 3.000 millones de euros. En cuanto al éxito, podríamos decir que fue relativo o incluso escaso, aunque no de la misma manera para todo el mundo: gracias al fórum, Joan, natural de Sabadell, amigo y ex-compañero de fatigas con turistas, aprendió a jugar al backgammon cuando la organización comenzó a intentar atraer a los jóvenes de la ciudad por la falta de público (no está de más comentar también los logros del momento), en lo que podría ser una de las clases de juegos de mesa más caras de la historia.

La intervención en el entorno del Fórum podría considerarse como uno de los últimos coletazos de la arquitectura-espectáculo que dominó el panorama durante los aos previos a la burbuja inmobiliaria. El resultado es más o menos similar en cada ocasión, se hace una llamada internacional en donde algunos arquitectos de prestigio mundial se codean con la élite (también arquitectónica) local, buscando un conjunto de propuestas individuales que aporten un valor extra al conjunto que, la mayoría de las veces, irá principalmente destinado a las clases altas en el ámbito residencial, más algún tipo de equipamiento orientado a la explotación económica y no tanto a ofrecer un servicio público. Es más, la operación de Diagonal Mar que rodea el Fórum consiguió esquivar la normativa que obliga a que toda operación urbana a reservar un 30% del suelo residencial construido para vivienda pública (alquiler social o, en su momento, protección oficial). Para evitar perder el valioso terreno cercano al mar con precios definidos por su accesibilidad, el plan consistió en proponer un grupo de edificaciones residenciales de caracter social en la Mina, un barrio alejado y con una población de mucha menos capacidad adquisitiva.

Superficie de la costa cercana al Besós en donde se celebró el Fórum. Fuente

La enorme inversión económica consiguió desplazar algunas piezas importantes como los guerreros de terracota de la dinastía Xi’an. Fuente

Edificio Fórum durante el evento. La asistencia de público decayó antes de lo esperado. Fuente

Una de las primeras propuestas para el barrio residencial anexo al Fórum. Fuente

Centro comercial en Diagonal Mar, Buque insignia de la especulación en la zona. Fuente

El parque de Diagonal Mar, núcleo verde de las nuevas residencias de lujo. Fuente

 

 

UNA SUMA DE PROYECTOS

Dado el contexto planteado anteriormente, podemos suponer que esta gran intervención, más que un proyecto integral similar a la villa olímpica, lo que tenemos es un conjunto de firmas y estudios de arquitectura aportando su diseño, llamativo en la medida de lo posible. Esta organización se en entiende más en un momento, anterior a la gran debacle inmobiliaria de 2008, en donde la arquitectura todavía se presenta como la gran redentora de la ciudad. Las grandes intervenciones urbanas tenían como bandera un elemento que pretende ser icónico, transformarse en un catalizador de la renovación espacial, en ocasiones en un intento por enmascarar los verdaderos intereses asociados a la transformación. El “efecto Guggenheim” todavía pasaba por ser un caso paradigmático de como una obra arquitectónica podía ser la punta de lanza, casi por sí sola, de una transformación del espacio de la ciudad. La sobreestimación del peso de la construcción del museo diseñado por Frank Gehry para Bilbao, sin embargo, no deja 

En este contexto, la arquitectectura se convierte en un espectáculo que sirve para mostrar, no sólo el evento, sino la imagen de Barcelona como una ciudad en constante renovación y mejora, una ciudad a tener en cuenta como una de las más importantes del mundo, en definitiva, una marca de valor por la que apostar, como se verá a continuación. Desde este punto es fácil entender como los proyectos propuestos en la zona se convierten en un elemento más de marketing, y su exposición continuada en los medios una prioridad para el evento. Ya había avisado Beatriz Colomina que en los tiempos de los medios masivos son los verdaderos espacios en donde se produce la arquitectura. La representación del proyecto de cara a su publicación es casi igual o más importante que la propia obra construida. De hecho, ya actuaciones como la reconstrucción del Pabellón de Barcelona cincuenta años después de su desmontaje nos habla de la importancia de esta representación arquitectónica como forma de presentar la ciudad al mundo.

Son muchas las propuestas que inundan la nueva operación, pero hay un proyecto que pretende convertirse en el emblema del evento, el “edificio Fórum”, diseñado por el estudio Herzog y de Meuron. La adjudicación de este proyecto trajo consigo cierta polémica, ya que, pese a la existencia de un concurso público, la asignación estaba ya pensada de antemano. En un primer momento el arquitecto sería Enric Miralles, pero tras su fallecimiento los seleccionados fueron los arquitectos suizos. Para rizar el rizo, Bohigas denunció que éstos habían copiado su propuesta una vez ganaron el concurso. La forma triángular final, tal y como se narra en las noticias de la época, fue o bien producto del plagio o de una imposición del equipo de arquitectura del Ayuntamiento, situación nunca fue aceptada por los arquitectos, que parece que trabajaron más su discurso respecto a los cambios casi que el propio proyecto. Este gran bloque triangular de altura estable, se presenta como una gran masa horizontal cercana al suelo, casi suspendido por la desaparición de la planta baja. El cerramiento del edificio se vacía en varios puntos, para dejar lucernarios superiores que permitan iluminar el interior, pero también con ventanas verticales irregulares que imitan cascadas de agua cayendo desde arriba. Una solución, que a la hora de la verdad, no consigue funcionar realmente como una obra bien ejecutada.

Al edificio Fórum le acompaña otra obra, el centro de convenciones diseñado por Josep Lluis Mateo, que jugaba con la idea de no-lugar (sin características propuias y con usos efímímeros y puntuales) propia de un edificio de estas características para dar como respuesta un volumen limpio en donde la expresividad arquitectónica se reduce a la idea de caja irregular. Un edificio que pretende hacer suya la ausencia de presencia, en donde sólo el ajuste a los usos variados tomase partido. Ambos edificios marcan la entrada al gran proyecto de superficie, la explanada que rellenaría el espacio entre ellos y el mar. Un diseño de Matrtínez Lapeña y Torres, la propuesta no pasa de ser un gran manto de hormigón que cubre la depuradora existente en la zona y todos los centros de servicios. Los arquitectos remataban la imagen del espacio con un ejercicio de sostenibilidad monumental: la pérgola de placas fotovoltáicas sostenida por una gran estructura de hormigón. Una imagen única para los miles de visitantes que llegan, exclusivamente, cuando los grandes festivales musicales de Barcelona abren sus puertas.

El resto de rascacielos y hoteles cierran la operación, con distintas propuestas que reclaman atención por sí solas sin llegar a generar una urbanidad clara. Oscar Tusquets, Lluis Clotet u otros arquitectos internacionales completan las obras diseñadas en el entorno, incluso se llegó a solicitar una propuesta, nunca construida, a la conocidísima arquitecta Zaha Hadid: la espiral Tower. Un proyecto que sin duda hubiese sido un buen remate a la idea espectacularizante y excesivamente cara que dominaba la arquitectura en ese momento.

El Guggenheim de Bilbao, iniciador de una moda de renovación urbana que nunca tuvo sentido. Fuente

Publicaciones del Fórum, siempre fardando de arquitectura. Fuente

Planta del edificio Fórum, origen de la controversia en su adjudicación. Fuente

Vita aérea del edificio, algo más anodino que las expectativas que generó. Fuente

El palacio de congresos J.L.Mateo con el diseño de Tusquets tras él. Fuente

La explanada del Fórum, hoy en día hogar de festivales y algún que otro corredor. Fuente

Illa de la Llum: Uno de los conjuntos de viviendas diseñados en la zona por Clotet y Paricio

El proyecto nunca ejecutado de Zaha Hadid, remate final del show arquitectónico. Fuente

 

BARCELONA, ENTRE MODELO Y MARCA

La progresiva desindustrialización de las ciudades europeas transformó completamente el panorama urbano, hasta el punto que las mayoría de las grandes ciudades occidentales sufrieron importantes problemas económicos durante los años 80. Uno de los medios usados por las mismas para sustituir el input económico que suponía antiguamente la producción industrial aprovechando la creciente globalización, ha sido generar una marca propia capaz de suficiente interés en los circuitos de capital como para convertirse en polos de atracción de inversiones. La lógica actual pasa en gran medida por la competencia internacional de las distintas ciudades en un marco global para atraer capitales extranjeros, ya sea en forma de turismo, de empresas que instalen sus sedes en ella o incluso alentando inversiones en su mercado inmobiliario. Dentro de estas estratégias, una bastante querida por los políticos es la organización de grandes eventos o congresos internacionales (con el World Mobile Congress como uno de los emblemas de la ciudad en este sentido), que atraen a cientos o miles de empresarios, dispuestos a convertirse en turistas cuando sea necesario. La arquitectura, como ya hemos visto, se convierte en un potencial de representación importante, un valor a tener en cuenta para cualquiera de estos “inversores”.

Hacer la ciudad atractiva para los visitantes no es algo nuevo para Barcelona. Ya desde finales del siglo XIX parte de la burguesía barcelonesa tenía claro que la necesidad de poner a la ciudad en el mapa internacional (tanto para la atracción de inversores, como para un intento primerizo de llamar la atención de visitantes) era un elemento central para la economía dentro del proceso de expansión capitalista. La organización de la Exposición Internacional de 1888, con la subsiguiente transformación interna es prueba de ello. Otro elemento que nos indica este interés es la fundación, en 1908, de la Sociedad de Atracción de Forasteros (organización que dejaba suficientemente claro su interés con su nombre), así como la reforma del centro histórico exagerando los elementos góticos que lo componían. Desde entonces la organización de grandes eventos ha sido una situación repetida en la ciudad: Exposición de 1929, Juegos Olímpicos en 1992, hasta llegar al caso que nos ocupa, el Forum de las Culturas en 2004. 

La cuestión es que, enfrentada a esta lógica se encuentra la, por lo menos teórica, voluntad de que el desarrollo urbano tenga en cuenta por encima de todo a aquellos que habitan la ciudad; para quienes las transformaciones urbanas pueden suponer procesos de expulsión a zonas peor abastecidas, o cambios profundos en la fisionomía social y urbana que define sus rutinas. Es en este sentido que podríamos hablar de la búsqueda de modelos de actuación que favorezcan el desarrollo conjunto de las posibilidades económicas y la calidad general del espacio urbano para la mayoría social. En esta dirección suelen enmarcarse las primeras actuaciones posteriores a la dictadura, la defensa de lo que se ha conocido como el “modelo Barcelona”. Éste estaría caracterizado por una forma de urbanismo que defiende una visión global de la ciudad y que ha servido o sirve (aunque es quizá una idea algo desgastada) como referente para otras ciudades. Se opone así a la idea de «marca Barcelona» como una forma de proceder que se basa principalemente en intervenciones puntuales definidas por los intereses privados y organizadas a partir de una visión de marketing urbano.

Hay quienes señalan lo espurio de esta dicotomía. La idea de modelo o marca no son más dos formas continuistas de hacer en Barcelona que están en marcha desde las operaciones definidas por el alcalde José María Porcioles ya durante el periodo franquista. Un urbanismo que tiende a arrasar con lo existente con la vocación de vender el espacio de la ciudad a cualquier inversor dispuesto a pagar un buen precio. Por el contrario, podríamos decir que mayoritariamente, hay quienes plantean la existencia de un momento realmente positivo dentro de la historia urbana reciente de la ciudad. Para este grupo, la entrada en democracia representó una época de mejoras sustanciales de los servicios públicos urbanos, en donde progresivamente se fueron desarrollando una serie de estrategias que en última instancia mejorarían todo el tejido de la ciudad. Procesos de lo que se llamó “acupuntura urbana” (pequeñas intervenciones de mejora muy localizadas), estrategias de colaboración público-privada que permitían acceder a fondos al mismo tiempo que se atendía a las necesidades de los vecinos, o la visión de conjunto que favorecía un proyecto conectado de ciudad. El Fórum y Diagonal Mar sería el proceso final de una tendencia de disgregación del urbanismo en arquitectura (o entre planeamiento y marketing urbano), la elaboración de propuestas desconectadas que compiten entre ellas por destacar en un desarrollo en donde la balanza en las colaboraciones público-privadas parece inclinarse definitivamente en favor de éstas últimas.

No cabe duda de que, como un mismo proceso o dos diferenciados, sólo la crisis inmobiliaria fue capaz de reducir la voracidad del consumo del espacio para la creación de grandes proyectos inmobiliarios. La celebración del Fórum supuso además el mayor incremento de localidades turísticas de la historia reciente de la ciudad, una tendencia que hoy parece causar estragos entre la población local en la actualidad.

Zona del fórum aún con las industrias, futuro espacio de oportunidad constructiva. Fuente

La ciudad como un logo capaz de traer inversión económica a través de cualquier medio. Fuente

1888, 1929, 1992, 2004… Los eventos como forma de mostrar la importancia de Barcelona. Fuente

La gran propuesta económica de la ciudad a partir del año 2000. Fuente

La nueva feria de congresos de Hospitalet, emblema de los grandes eventos en Barcelona.

La capacidad turística nunca ha crecido tanto como durante la celebración del Fórum, llegando hoy a un punto de saturación. Fuente

horario

Museo de Ciencias Naturales (Edificio Fórum)

De Octubre a Febrero:

Martes a viernes: De 10.00h a 18.00h

Sábados: De 10.00 a 19.00h

Domingos y festivos: De 10.00 a 20.00

De Marzo a Septiembre:

Martes a sábado: De 10.00h a 19.00h

Domingos y festivos: De 10.00 a 20.00

precio

Exposición permanente

General: 6 €

Reducida: 2,70 €  (carnet joven, jubilados, parados, carnet de bibliotecas…)

Exposiciones temporales

General: 6,50 €

Reducida: 4,50 €

web

Museo de Ciencias Naturales: museuciencies.cat

Bosc Urba: www.barcelonaboscurba.com

Centro de Convenciones Internacional: ccib.es

¿Dónde comer?

Bar Restaurant Nou: Un bar, así, sin mucho más que decir. Pero que para lo desangelado de la zona es una opción.

Pork&Tuna: por si no te valen las opciones de un bar normal pero no quieres alejarte demasiado. Boles y tapas.

OBSERVACIONES

  • ¿MERECE UNA VISITA? Sólo si hay algún concierto o evento secundario como excusa, o en el caso de que seas un gran fan de la arquitectura contemporánea del star system.