No debería de extrañar demasiado la fascinación que despiertan algunas obras de ingeniería, por mucho que lo único que pretendan es resolver un problema práctico. Los puentes podrían ser el ejemplo más claro, por mucho que en la época de la arquitectura espectáculo el calatravismo y las ideologías similares se nos hayan ido de las manos, casos como el de San Francisco, convertido desde su origen en el icono central de la ciudad son prueba de ello. Pero podemos encontrar ejemplos muy variados, sistemas de regadío (huertas tradicionales como la de Murcia), abastecimiento de agua (acueductos)... o lo que hoy...